Septiembre
30
Oscuro,
la angustia. La siesta. La artritis. Entonces se confunde Europa con
Roma. ¿Roma compuesta por Re, y Europa compuesta por Pa? Entonces me
despierto.
Apareció,
después de una lamentable noche artrítica, en el Sueño esta frase:
"En Venecia soñó con animales. Sí, esto fue en Venecia. Soñó
con el lugar donde no se suele soñar con animales".
Despertó.
Y me asaltó, al despertar, una extraña poesía. Una extraña
poesía, pese a sentirme jodido y artrítico.
O sea,
es como si entreviera la vida que pude haber vivido, pero que nunca
pude haber vivido.
Pero ¿por
qué ahora? ¿Por qué, en este momento, me sobreviene esto?
¿Qué
sentido puede tener una vida frustrada?
Marta,
ahora, en este sueño, o en este despertar.
Un
vacío. ¿Quiénes somos? ¿Quiénes hemos sido? Pero ¿qué es lo
que uno puede preguntarse?
O
quizás, en la vida, algunos no podemos vivir. Algunos no podemos
vivir. Aunque, eso sí, llegamos a ver algunas películas (¿llegamos
a ver algunas películas? ¿qué es lo que, con esto, quiere decir
el Sueño?)
No
pudimos vivir.
Son
las cinco de la mañana.
¡Qué
raro!
Raro.
¿Cómo, después de la artritis, he podido soñar cosas tan últimas
como las que acabo de soñar?
Alguien
dijo una vez -¿Guiraldes?- "Tengo miedo de mirar mi dolor, no
vaya a ser que me quede demasiado grande".
Ahora,
escribir y soñar se me están cofundiendo. Es raro. Es raro esto,
ahora.
Son
las 5 de la mañana.
Lorenzo
García Vega