Saturday, April 7, 2012

LA PATA SOBRE EL HUEVO, SEPTIEMBRE

Septiembre 21

Las tres de la mañana. La noche afuera. La noche cubriéndolo todo.

Estaba, al final de una de las calles de Jagüey Grande, la casa de madera del médico del pueblo. El médico, entonces, la  había agarrado a ella; se la llevó para la casa de madera, y la escondió.
Después, el médico y ella tuvieron tres hijos. Ella siguió encerrada - nadie en el pueblo la veía.
Esta manera en que el sueño está contando lo que está contando; algo que efectivamente sucedió.
Estoy bajo la artritis, así que es como si durmiera a pedazos.
Los que llegaban hasta aquella casa que estaba al final de la calle, no sé si llegaban a ver a la mujer que escondió (sic) el médico. ¿Alguna vez ella salió al portal?

Oigo, ahora en la noche, al aire acondicionado.

Sueño el sueño de lo que ya no existe. Ya no sé ni en qué forma estoy soñando este sueño; este sueño de algo que efectivamente sucedió.

Casi no sé cómo es que estoy soñando este sueño. No sé nada. Tengo la artritis y, dentro del sueño, se mantiene mi obsesión, mi obsesión de estar demasiado viejo. Me pregunto, cómo es que se prepara uno para la muerte.

La noche sola, dentro de la casa. El ruido del aire acondicionado. Y la pregunta que me hago, dentro de este sueño, es la pregunta sobre la clase de vida que yo puedo haber vivido.

Pero, repito, el argumento de lo que soñé sucedió en la vida real Pero, lo que soñé no sé si lo habré soñado (¿qué quiero decir con esto?). Pero eso sí, la noche que está cayendo, tiene también que haber caído sobre la casa de madera en que el médico la escondió a ella (la mujer que actuó en el prostíbulo del pueblo a comienzos del siglo XX, hasta que el médico se la llevó para esconderla).

¿ Podré prepararme para la muerte?

A comienzos del siglo XX, la casa del prostíbulo. Después, la casa pasó a ser la casa del Alcalde de Jagüey Grande, mi abuelo don Pablo Vega Travieso. Mi abuelo, el alcalde, tenía unos grandes bigotes. Bigotes como los de los jefes de policía en las películas del Oeste (esto también fue de la realidad, no lo inventó el sueño).

Pienso que debería subirme sobre un discurso automático-autista. Pienso que lo que invento, al revés lo debería inventar. Me obsede, repito, la noche que está afuera; la noche que, aunque real, cae sobre el sueño. ¿Por qué me pregunto sobre la Forma -olvidada- que adoptó el Sueño? Raro asunto. ¿Estoy hablando disparatadamente?

También, a las 8 de la mañana, aparece en el sueño un horrible personaje de la década intelectual cubana del 60 (pero, ¿ no son todos, horribles, los personajes intelectuales de la década cubana del 60?) Siento asco. Mejor es no mencionar por su nombre al personaje que me inspira asco. Ya se murió. 

Lorenzo García Vega

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