Saturday, April 7, 2012

LA PATA SOBRE EL HUEVO, SEPTIEMBRE

Septiembre 24

No sé si habré soñado el Sueño, o si es que creo haberlo soñado. Piezas onírica, más o menos inteligente, con todos los detalles. Pero...Quería pasar el sueño a mi libreta de apuntes, pero a la vez no quería pasarlo, y esto era la razón, o sea el no contar con mi ayuda, por la cual el sueño parecía que se me escapaba.

Yo estaba disfrazado de crítico literario. ¿Cómo? Yo era un crítico pedante, malcriado, agresivo. Decía, cada dos segundos, una agudeza que servía para herir a los demás. Y, los demás, eran unos snobs que no sólo se escandalizaban, sino que, debido a su snobismo, simulaban que se escandalizaban.

Era una sala de conferencias. Una sala llena de gente pesadísima, y culta. Pero, al final, decidí irme. Pero el encargado de sacarme de ese lugar, Carlos Victoria, no aparecía.

¿Cómo podía estar soñando un sueño tan ridículo? Un sueño snob donde ensayaba todas las poses snobs que pudieran servir para atacar a los pobres diablos del mundo cultural. Y en el sueño me admiraban y me temían. ¡Qué horror! ¿Es que el Sueño pretendía, con este sueño, humillarme?

Después fue una cafetería de mala muerte, o sea, la cafetería del mundo cultural cubano. Yo no quería que un gran periodista cubano de la década del 50, el periodista Gastón Baquero, me fuera a pagar la comida. Yo tenía mi dinerito. El dinerito con el que podía pagarme mi comida. Así que, en el sueño, yo estaba haciendo todo lo posible por evitar que el periodista me pagara la comida. Era, verdaderamente, un sueño angustioso y humillante.
Tuve, no hay duda, una buena noche.
Y, además, toda la noches me las estoy pasando despertándome. Despertándome, debido a una artritis espantosa.

Lorenzo García Vega 

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