Saturday, April 7, 2012

LA PATA SOBRE EL HUEVO, SEPTIEMBRE

Septiembre 22

Cuaderno pequeño, dividido por líneas horizontales.
Sobre una línea horizontal, o sobre líneas horizontales, pudiera estar creciendo el trigo.

Ha crecido la artritis. Sobre mi cuerpo ha crecido. Me despierta, continuamente.

O sea, para mejor decirlo: escaso, pobre trigo sobre lo horizontal de unas líneas. Y esto dibujándose-apagándose, según la intensidad de mi artritis.

O...De otra forma también pudiera decirlo. O sea, que dentro de un cuadradito, en mi cuerpo nacen líneas; líneas que contienen escasas líneas de trigo; y esto desapareciendo, a los pocos instantes.

¡El trigo escaso, sobre mi cuerpo cuadriculado!Aunque no sé por qué, pienso en Swenderborg.

Pero otra vez Mario Parajón. ¿Cuántas veces he soñado con el difunto Mario Parajón?
Somos jóvenes en Madrid, en una residencia de estudiantes. Mario vestido de negro. Algo le confieso, algo que me ha sucedido.
Pero quizás, como Mario está muerto, lo que le estoy diciendo ya se entiende mejor.

¡Meando! ¡No puedo más!
Despierto a las tres de la mañana. ¡No puedo más!
Esto es el Infierno. Sí, esto es el Infierno
Vayan a coger por culo.

Me despierta, a las seis de la mañana, el frío del aire acondicionado. Un manchón de la tele-novela. que vi a las 10 de la noche, en el televisor. Todo un episodio violento. ¿Cómo comprobar? ¿Comprobar qué?

Pero hay una salida. Matorrales, aunque no sé por donde está la salida. No recuerdo lo que me está pasando. Nadie me mira. Estoy en el Norte. ¿En qué Norte? Autos. Camino. Me caeré. Por fin, regreso (?). Ahora sí que tomo el bus. No sé cómo entrar en el bus. El chofer es igual que un zombi. No me mira, el chofer. No sé por donde introducir el dólar del pasaje. Lo introduzco dentro de un pequeño cesto de basura. Entonces, por fin, el chofer me ayuda. Vuelvo. Estoy de vuelta. Pero no sé cuando tendré que bajarme. Ahora mismo, en el mismo momento, Enrique Saínz, Mangui (Mangui, Mariano Alemani, ya está en la casa de Alberto, el lugar donde nos reuníamos), Carlos Victoria. Ellos, todos, están muertos, a excepción de Enrique Saínz. Los amigos.

Lorenzo García Vega

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