Saturday, March 17, 2012

LA PATA SOBRE EL HUEVO, SEPTIEMBRE

Creí que era la mañana, la hora del despertar, pero sólo eran las 2 de la mañana, y yo no tenía por qué despertar.
Entonces entré en un gran edificio circular, donde se montaba una obra compuesta por Rimbaud y Cecil Belount de Mille. Grandes gritos, reunión apocalíptica donde lo apiñado, lo violento: una gran multitud de esclavos.
Había muy poca luz.
Yo desafié al jefe de esa multitud de esclavos. Así que tendría que luchar contra él y, si lo vencía, entonces yo sería el jefe (un jefe de esclavos que, por supuesto, no dejaba, por ello, de ser esclavo).
La gritería era infernal.
Casi nos despedazamos, el jefe y yo. Entonces fue cuando desperté, pero consciente de que seguía durmiendo.
Pero advierto de que antes, antes de que todo eso empezara, pronuncié unas palabras bíblicas. Lo sé. Pero ya eso se borró.
Al levantarme, antes de acostarme y dormirme de nuevo, fui a orinar, y oriné como un condenado. ¡Sí, como un condenado del Infierno, creo que oriné! Sentía que me estaba orinando sobre una de esas calderas infernales que, alguna vez, parece que el Dante vio. 
Mi vida es una mierda.

Lorenzo García Vega


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