Saturday, March 17, 2012

LA PATA SOBRE EL HUEVO, SEPTIEMBRE

Septiembre 8
¿Cómo el sueño podría construir una casa de mimbre? Y, ¿un harpa tiene que ver con esto? No sé, pero lo que sí sé, es  que el sueño nada tenía que ver con esas preguntas. El sueño estaba al borde de desembocar en lo muy sombrío. Y el soñador no quería hablar de eso.

En el sueño estaba Judit, mi hija.

Ayer tuve un día infernal. Sí, solamente lo puedo calificar así: un día infernal.
Tuve 3 hipoglucemias. Hoy me verá el médico.
Son las 4 de la mañana.
¿Por qué, al despertar, pienso en Ramón Gómez de la Serna? ¿Las greguerías podrán estar relacionadas con una casa de mimbre?
Sé que, afuera, la noche es oscura. Oscura y fea. Demasiada fea, la noche.
¿Pudiera existir el Infierno?
Me pregunto si Judit, cuando era niña, alguna vez se orinó en la cama.
¿Por cuál camisa de 11 varas me podría meter?
Ayer, repito, estuve en el Infierno.

Después, con una fuerte agresión verbal, comenzó una violenta comedia de malentendidos. Pero me desperté cuando salió, de un Hotel, Carlos Victoria.
Carlos Victoria, que tuvo una vida llena de miedos. Me vuelvo a dormir y alguien, ahora, lo va a agredir.
Es de arriba a abajo, el traje de mi amigo Carlos Victoria. Él fue mi amigo, repito.

Al final, un sueño anacrónico (¿por qué anacrónico?), con dilemas, con alternativas, de la década del 60.
Un ferrocarril donde trataría de encontrar a Mayitín, un joven formado por la revolución, para poder preguntarle si es que debo integrarme al castrismo, aceptando un cargo de gran responsabilidad política, un cargo como de diplomático.

Lorenzo García Vega

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