Saturday, March 17, 2012

LA PATA SOBRE EL HUEVO, SEPTIEMBRE

Septiembre 11
Cuando el doctor Hugo quiso probar hasta que punto yo estaba tupido, me introdujo por la ingle una camarita que me llegó hasta el corazón. Entonces, en el quirófano, vi unos colores brillantes que se desprendían de mi cuerpo. "Las rojas azaleas que producen la locura en el cerebro", le dije entonces al doctor Hugo, pero el doctor Hugo  no sabía quien había sido  Julián del Casal y, por lo tanto, nunca había sabido de ese verso.
Recuerdo esto porque hoy, en la siesta, vi al tigre blanco que se ubica en el pulmón. El tigre estaba acurrucado, pero le cogí miedo al asunto. Por suerte, me desperté.

El Director de Escena lo ha preparado todo; lo ha preparado, sin descuidar ni un detalle.

Converso con mi vecina sobre las medidas que, para evitar un asalto, debemos adoptar. No nos faltó ningún detalle. Todo como debía ser.
Aunque, eso sí, faltaron algunos centímetros de realidad. Sólo unos centímetros. Y es que, nuestras casas, del todo no son lo que son (estamos, además, un poco fuera de contexto).
Y es que hay detalles reales, aunque imperceptibles, metidos dentro de las oscuras paredes de un pozo ( pero ¿ es realmente así, tal como lo estoy diciendo?).
Al final, llegan los parientes de la vecina. Ellos se sorprenden de encontrarnos hablando en plena madrugada ( pero ¿es que estamos en la madrugada?). O sea, es como si fuéramos, y como si no fuéramos.
Y es que hay un pequeño toque de oscuridad. La oscuridad que parece que se le ha escapado al Director de Escena. Pero, no creo estar angustiado. No creo estar angustiado, aunque de eso, muchas veces, no se sabe.
Habría que ver, entonces, lo que de verdad ha querido hacer el Director de Escena.

Ayer, sin duda, viví momentos intolerables. Momentos como aquellos, de mi juventud, en que el frívolo y estúpido psiquiatra que tuve (un psiquiatra que trabajaba en la cárcel junto con Lezama, y que éste me recomendó cuando empezaron mis obsesiones) me dictó la necesidad de  una buena tanda de electros.
Y ahora, ¿lo más recio de la tempestad habrá pasado?

¿Estamos conscientes de que podamos estar viviendo en un pozo?
Son las 4 de la mañana.

Lorenzo García Vega

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